May 23, 2016

Los dinosaurios carnívoros que hace 111 millones de años vivieron en lo que hoy es Ariño comieron carbón vegetal, probablemente a causa de los incendios forestales que se producían en los ecosistemas que habitaron.

Los dinosaurios carnívoros que hace 111 millones de años vivieron en lo que hoy es Ariño comieron carbón vegetal, probablemente a causa de los incendios forestales que se producían en los ecosistemas que habitaron. El hallazgo lo ha dado a conocer un grupo de paleontólogos de Suecia, España y México en un artículo aparecido en la revista científica Palaeo3 (Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoeco-logy).

La investigación, en la que participan los paleontólogos María Dolores Pesquero y Luis Alcalá de la Fundación Dinópolis/ Museo Aragonés de Paleontología, analiza los coprolitos que dejaron los dinosaurios, es decir, sus excrementos fosilizados.

En su estudio, los científicos establecen relaciones entre la dieta de estos animales y sus implicaciones medioambientales, lo que permite saber cómo eran los paisajes en los que vivieron y qué flora existía para poder reconstruir los ecosistemas.

Lo llamativo es que los paleontólogos han encontrado en los coprolitos abundantes restos de partículas de carbón vegetal que ha sorprendido a los investigadores, y cuya causa consideran "enigmática".

En las conclusiones del artículo argumentan que podría tratarse de los excrementos de un omnívoro que viviera a ras del suelo cerca de la tierra, cuya dieta se basara tanto en animales como en plantas, o bien que se trate de un depredador que hubiera ingerido el contenido estomacal de un herbívoro.

En las mismas conclusiones, los científicos no descartan que los coprolitos pudieran ser producidos por otros tetrápodos como los cocodrilos, si bien su primera hipótesis de trabajo apunta hacia dinosaurios carnívoros.

Los excrementos fosilizados fueron hallados en el yacimiento de la mina a cielo abierto Santa María de Ariño que explota la empresa Samca y en la que hoy día se extrae carbón, precisamente en las capas superiores que hay por encima del nivel donde aparecen los fósiles.

El carbón procede de plantas que fosilizaron hace millones de años, si bien los restos de carbón vegetal que aparecen en los coprolitos no tienen nada que ver con los lignitos que se extraen en Ariño, sino que proceden de plantas quemadas por incendios forestales. El carbón que se saca de esta mina a cielo abierto se formó con posterioridad.

El artículo científico, que puede ser consultado en línea, se titula Dietary and environmental implications of Early Cretaceous predatory dinosaur coprolites from Teruel, Spain (Dieta e implicaciones ambientales de los coprolitos de dinosaurios carnívoros del Cretácico Inferior de Teruel en España), y lo firman los paleontólogos Vivi Vajda, del Museo de Historia Natural de Suecia; María Dolores Pesquero, de la Fundación Dinópolis y el Museo Nacional de Ciencias Naturales de España; Uxue Villanueva-Amadoz, del Instituto de Geología de la UNAM en Hermosillo (México); Veiko Lehsten, de la Lund University de Suecia; y Luis Alcalá, de la Fundación Dinópolis.

Ocho nuevas especies

Este yacimiento paleontológico, de gran importancia internacional porque apenas existen de esa edad en Europa, fue descubierto por los paleontólogos de la Fundación Dinópolis en el año 2010 y desde entonces se han excavado numerosos fósiles y se han definido 8 nuevas especies de animales que vivieron en el periodo conocido como Albiense hace 111 millones de años.

Los autores de la investigación aseguran que el estudio de estos coprolitos ha sido posible analizando la composición geoquímica y palinológica de las heces fosilizadas que fueron extraídas del yacimiento.

En el artículo, los científicos explican cómo esos coprolitos han preservado residuos de las dietas de los animales que los produjeron, habiéndose encontrado en los mismos fragmentos de huesos, restos de plantas y pequeñas partículas de carbón.

La presencia de estos restos, unido a la riqueza en fosfato cálcico que poseen, al igual que su forma, indican que se trata de excrementos dejados por dinosaurios carnívoros, pese a la presencia de restos vegetales y de carbón.

El artículo explica cómo los coprolitos tienen también inclusiones de pólenes y esporas que indican un paisaje en el que proliferaban las coníferas y los helechos. Además, la preservación de los coprolitos y la naturaleza y calidad de sus contenidos orgánicos indican que sufrieron un rápido enterramiento.

Los autores argumentan que la mayor abundancia de esos pólenes y de partículas de carbón en los coprolitos en relación a los sedimentos adyacentes, "sugiere que estos dinosaurios carnívoros y sus presas seleccionaban activamente estas plantas para su alimentación, y que se alimentaban de pequeños vertebrados que complementaban su dieta con materia vegetal en el que los incendios forestales eran parte del ecosistema".

El estudio de los restos vegetales que albergan los coprolitos permite hoy día reconstruir cómo eran los hábitats de la mina Santa María de Ariño hace 111 millones de años cuando vivieron los dinosaurios.