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Los rastros de los animales tras las huellas de lo que existió y no vemos

August 31 , 2016

by Ari Iglesias

Los fósiles que desconocemos y que vemos bastante seguido. Se trata de pisadas, huellas, caminos y hasta perforaciones en los sedimentos como cuevas y túneles.

Existen muchos tipos de fósiles. Los hay de gigantes huesos y troncos petrificados, pequeños insectos atrapados en ámbar, hojas y flores comprimidas dentro de los sedimentos, y delicadas valvas de moluscos finamente cristalizadas. Pero hay un grupo de fósiles que son mucho más común de los que pensamos, prácticamente caminamos sobre ellos todo el tiempo y no nos percatamos de ellos. Son denominados icnitas, palabra derivada del griego icnos= impresión. Corresponden a las marcas de la evidencia de vida en el pasado. Son pisadas, huellas, caminos o hasta perforaciones en los sedimentos como cuevas, túneles y hasta las marcas de las propias raíces en los sedimentos. Estos fósiles son tan informativos en las rocas del pasado que han sido desarrollados por una rama entera dentro de la paleontología, denominada "icnología".

En Argentina existen muchos investigadores que se han dedicado a la icnología y son conocidos internacionalmente por sus estudios. En Patagonia existen considerables yacimientos fósiles de excepcional preservación de huellas fósiles. Las hay de fondos marinos, de pantanos barrosos y sobre arenas y arcillas de muy variadas edades y ambientes.

Uno de los lugares más impactantes se encuentra en Villa El Chocón y Picún Leufú, allí gigantescas huellas de varios tipos de dinosaurios han quedado marcadas en rocas que otros tiempos fueran playas de barro en los márgenes de una gran laguna somera de 100 millones de años (Periodo Cretácico). Algunas huellas alcanzan los 70 centímetros de diámetro. Pero lo más impactante de ellas es que se preservan una tras otra preservando el camino completo (denominado track), pudiendo ser seguidas por más de decenas de metros y de esta forma conocer sobre el tamaño de la zancada, la velocidad y el modo de desplazamiento. Se han reconocido tres tipos diferentes de huellas de dinosaurios que fueron identificadas como pertenecientes a un saurópodo titanosaurido de tamaño mediano, un terópodo carnosaurio de gran talla y el de terópodos celurosaurios pequeños. La de los saurópodos, característicamente con una pisada en forma de gran elipse correspondiente al pie, mientras que la mano en forma de medialuna acompaña la huella con una media luna de menor tamaño. Los dinosaurios terópodos (su nombre quiere decir del griego: "pie grande"), se apoyan sobre sus dedos (lo que se denomina digitígrados) de los cuales solo tienen tres. Al ser bípedos, solo dejan marcas de sus pies, una a cada lado del eje de dirección. Las marcas que dejan son parecidas a las de las aves, pero mucho más grandes !. Es muy recomendable hacer una visita al Museo de Villa El Chocón y conocer las huellas en la costa del Lago Ezequiel Ramos Mexía.

En Río Negro son famosas las huellas de unos de los reptiles más antiguos que se conocen. En la localidad de Los Menucos (sobre la Línea Sur), son conocidas las canteras para piedra laja. De allí son la mayoría de las lajas que fueron utilizadas para la construcción de la Costanera de Bariloche. Esas lajas preservan las huellas de varios reptiles que vivieron en Patagonia hace 200 millones de años (Período Triásico). Se trata de pequeñas huellas de hasta 8 cm de diámetro pero que también preservan largos caminos (tracks) de varios metros de largo. Hoy es posible encontrar muchos de estos fósiles caminando por las veredas de la ciudad de Bariloche. Algunas huellas preservan la marca de sus dedos y característicamente se sobre impone el pie sobre la mano, denotando su neto andar cuadrúpedo (al retirar la mano, el pie se adelanta y pisa en donde dejó la huella la mano). Esas huellas fueron denominadas como Calibarichnus por el paleontólogo argentino Casamiquela. Los investigadores reconocieron que estas huellan deben haber sido producidas por reptiles plantígrados (que apoyan toda la palma), con importantes garras tanto en la mano como en el pie. Muy probablemente correspondieran a un grupo de antiguos reptiles denominados "reptiles mamiferoides" o reptiles Terápsidos. Casamiquela trabajó mucho con estos fósiles y varios de ellos pueden ser vistos en el Museo de Jacobacci o en el Museo Paleontológico Bariloche. Otras huellas muy comunes de hallar en estas, son unas pequeñas marcas elipsoidales que se muestran de a dos en dos a lo largo del camino. Casamiquela las denominó Gallegosichnus, y muy probablemente fueran también antiguos reptiles terápsidos. Otras huellas conocidas en la localidad de Los Menucos , han sido adjudicadas a reptiles dicinodontes y a esphenodontes (tatuaras o camaleones). Es muy probable que los barilochenses y turistas las hallan visto en sus caminatas por la costanera, luego de leer este artículo, seguramente las verán con mayor atención.

En las costas de la Provincia de Buenos Aires se han descubierto las huellas de grandes mamíferos que poblaron las antiguas pampas de toda América del Sur y llegando a vivir en Bariloche. En el balneario de Pehuen Co, se hallaron miles de huellas en un sedimento barroso de 12.000 años. En esas rocas han quedado las huellas de animales extintos (mastodontes, macrauquenias, gliptodontes, osos, etc.) que convivieron con organismos que sobrevivieron hasta la actualidad (flamencos, y otras aves, pumas, ciervos, guanacos, etc.). De esta forma fue posible reconstruir gran parte de la biota que existió para ese tiempo en las costas de Argentina, tan solo por los fósiles de las huellas de los mismos. Por su tamaño y la preservación excepcional, llama mucho la atención en este yacimiento fósil, las huellas de Scelidotherium un "oso perezoso" similar al Megatherio o al Mylodon que se también se hallaron en Patagonia. Los osos perezosos gigantes fueron muy numerosos antes de la llegada del hombre primitivo a América del Sur. Este año fue noticia el hallazgo de una nueva huella en la localidad de Miramar, que se trata de un gran felino, probablemente correspondiente a el gran "dientes de sable".

No todos las huellas fósiles son gigantes, o solo posibles de ver cuando se retira gran cantidad de muestras de rocas o lajas. Todas las rocas sedimentarias se formaron en la superficie de la Tierra, y de una u otra manera estuvieron expuestas a la actividad de los organismos por mucho tiempo hasta que se consolidaron y transformaron en rocas duras. Por esto mismo es que es muy frecuente reconocer marcas y huellas de organismos en las muestras de rocas de sedimentos del pasado. Si no es por el paso de un organismo por la superficie que altera la disposición de los granos del sedimento, por más pequeño que sea, posteriormente los organismos del suelo y las raíces de las plantas dejan las marcas de su paso por dentro.

Las icnitas (huellas) en sedimentos de fondos marinos son muy útiles para entender varios de los fenómenos que pasan debajo del agua y que, al nosotros estar mayormente fuera de ella, desconocemos. Muchos organismos acuáticos tienen cuerpos blandos, por lo que no presentan estructuras viables de preservarse en el registro fósil. Pero, las marcas que dejan en los sedimentos pueden perdurar por días, meses y hasta años sobre el sustrato sin ser borradas. Si estas son sepultadas, entonces se preservan en el registro geológico. Los geólogos y sedimentólogos utilizan esta información para saber la intensidad de la actividad de los organismos en los fondos de mares pasados y de esta forma estimar la productividad orgánica y saber si es que puede haberse preservado como hidrocarburos (petróleo).

El estudio de las huellas fósiles, es muy parecido a las técnicas detectivescas utilizadas en ciencia forense, y realmente han ocurrido interesantes descubrimientos de un lado y otro producto de la interrelación de estas ciencias, aparentemente tan disímiles.

Una de las huellas más comunes de hallar en rocas de sedimentos marinos muy antiguos, fue denominado Cruziana. Corresponden a huellas de track (camino) de los trilobites, unos artrópodos que se extinguieron a fines del Paleozoico (hace 250 millones de años). Ellos, con sus numerosas patas generaban dos surcos como el de las ruedas de un auto, el cual quedaba marcado con numerosas rayas producto del movimiento de sus patas.

Muchas huellas aún quedan por descubrir su productor. Une ejemplo de huellas marinas es denominada Orchesteropus. Se sabe que fue un organismo marino que habitó los fondos marinos de gran profundidad que ocurrieron en Mendoza y San Juan durante el Carbonífero (300 millones de años). En ese momento, las entradas marinas en esas provincias eran fiordos (valles glaciarios que bajan al mar), y la Argentina se encintraba en una posición muy próxima al Polo Sur (muy diferente a la actual). Las huellas de Orchesteropus se usan como indicadores de edad y de ambientes, pero nunca se encontró el organismo como para conocerlo. Las marcas son de numerosas patitas con tres setas o "dedos" y se habría desplazado realizando saltos por los fondos fangosos marinos, dejando rastros de las caídas con sus patas. En base a la forma de sus patas y el andar se interpreta como similar a un cangrejo-cacerola.

http://www.anbariloche.com.ar/noticias/28/08/2016/54595-los-rastros-de-los-animales-tras-las-huellas-de-lo-que-existio-y-no-vemos


 



 
             
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